Ejercicios para que los músculos funcionen.
Puede ser un desafío levantarse y moverse cuando el dolor de espalda ataca. Sin embargo, una caminata corta, yoga, ejercicio acuático u otra actividad de bajo impacto a menudo pueden ayudar a aliviar el dolor de espalda. El ejercicio puede aflojar los músculos tensos y liberar endorfinas, que son los analgésicos naturales del cerebro. Una persona también puede considerar comenzar un programa de ejercicio diario, que incluya entrenamiento de fuerza y estiramiento, para ayudar a mantener los músculos flexibles y fuertes. El ejercicio regular puede prevenir futuros episodios de dolor de espalda debido a la tensión de los músculos.
Usar calor y frio.
Los estudios demuestran que el calor y el frío son formas efectivas de aliviar el dolor de espalda. Las compresas de hielo son más beneficiosas cuando una persona las usa directamente después de una lesión. Aplicar una compresa de hielo envuelta en una toalla directamente en la espalda puede reducir la inflamación. El frío también puede proporcionar un efecto adormecedor para el dolor de espalda intenso y repentino. Una persona puede usar compresas frías diseñadas para aliviar el dolor, o en un apuro, usar una bolsa de hielo o vegetales congelados cubiertos con un paño para proteger la piel del congelamiento. Es mejor no aplicar hielo durante más de 20 minutos seguidos.
Una almohadilla térmica también puede aliviar los músculos rígidos o adoloridos. Las personas deben asegurarse de leer y seguir las instrucciones de cualquier almohadilla térmica y probar la temperatura cuidadosamente para asegurarse de que no esté demasiado caliente.
Si no hay una almohadilla térmica disponible, una persona puede usar una bolsa de agua caliente o calentar una bolsa de tela con arroz crudo en el microondas. Lo importante deben tener cuidado de no quemar la piel con hielo o calor.
Cambiar los zapatos.
El uso de zapatos que no le queden bien o que no ofrezcan apoyo puede causar distensiones musculares en la espalda, las piernas e incluso el cuello.
Los tacones altos, por ejemplo, pueden alterar la alineación del cuerpo y provocar dolor lumbar. Un estudio encontró un vínculo entre usar tacones altos durante períodos prolongados y tener dolor de espalda.
El uso de zapatos muy planos también puede generar tensión adicional en los pies y la espalda.
Si una persona experimenta dolor de espalda recurrente, debería considerar cambiarse a zapatos que le calcen correctamente y le brinden soporte a los pies. Un podólogo o un especialista en pies puede ayudar a una persona a encontrar el calzado adecuado si es necesario.
